En los últimos años y cada vez
con más fuerza, escuchamos hablar de economías del conocimiento o economías
intangibles, donde aspectos tales como los equipos de trabajo, las patentes, el
networking, la gestión de la información y del conocimiento son de gran
importancia a la hora de valorar una empresa. Para los que trabajamos en el
campo de la comunicación en las organizaciones, es un tema de gran relevancia,
ya que uno de los intangibles más valorados por las compañías de hoy, es la
Marca Corporativa.
Desde esta perspectiva comentaré acerca
del concepto de marca y su importancia para las organizaciones. Para tal fin,
partiré del modelo propuesto por Carlos Ávalos en su libro: “La Marca. Identidad y Estrategia”.
Para iniciar debemos despejar una
primera cuestión ¿Qué es una Marca? Son posibles múltiples definiciones, una
muy buena es la siguiente: “La marca es el conjunto de valores tangibles e
intangibles que guiados por una filosofía, crean una identidad diferencial, con
el objetivo de construir una relación, basada en una promesa de intercambio,
que genere ventajas tanto para la organización como para sus públicos” (Carlos
Ávalos).
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La Construcción de una marca,
supone una diversidad de componentes que en su conjunto le brindan una identidad,
a través de la cual le es posible posicionarse en la mente de sus públicos o
consumidores. Algunos de estos componentes son:
-
Valores y
atributos: Están referidos a las cualidades tangibles e intangibles
asociados a una marca, que se materializan en acciones, capacidades o
simplemente en formas específicas de actuar de una compañía. Están por ejemplo
las que priorizan el tema de responsabilidad ambiental y en ello encuentran
algo que sintetiza un modo de pensar y ver el mundo. Otras por su parte, se
sienten más identificadas con aspectos tales como la eficiencia o la
puntualidad, pensemos por ejemplo en DHL. Los valores y atributos pueden
referirse a aspectos funcionales de un producto bandera de la organización o
también a aspectos emocionales. Coca Cola como compañía, connota el valor de la
felicidad en toda su comunicación.
- Filosofía:
Cuando hablamos de la filosofía de marca, vamos a lo más profundo de la
organización, nos referimos a su paradigma fundante: hacer clientes felices,
salvar vidas, contribuir al bienestar de una región o un país entre otros. Es
la filosofía la que recoge la razón de ser de una empresa o institución cualquiera
sea su labor. La filosofía es como el corazón de una marca, le da sentido y la
llena de contenido. Para descubrir la filosofía de una organización por lo
general hay que remitirse a su pasado ¿Qué pensaron los fundadores cuando se
propusieron crear la compañía? ¿Cuál fue el motivador? ¿Cómo se la imaginaron?
Es importante también tener en cuenta premisas de actuación, principios
fundantes, así como criterios deontológicos.
-
Discurso:
Qué decimos y cómo lo decimos habla mucho de nosotros. Bueno, este también es
el caso de las organizaciones, como se expresan y qué recursos usan para hablar
y establecer relaciones con sus públicos, son un componente fundamental de las
marcas. El discurso de marca comprende desde el nombre de la empresa, slogans,
taglines e historias. La voz de la marca y el tono de la voz en su comunicación
son fundamentales, ya que pueden significar un valor, una cualidad o
simplemente una forma de ser imaginadas.
-
Personalidad:
Este es el elemento más complejo y a la vez más sutil en este enfoque de la
construcción de marca. Consta de un conjunto de características antropomórficas
y psicológicas que le son asociadas a la marca y ayudan a definir mejor las
características de su comunicación. Se parte de preguntas básicas como ¿Es la
marca hombre o mujer? ¿joven o adulta? ¿arriesgada o reservada? ¿Rústica o
moderna? Delimitar la marca desde características humanas nos permite explorar
de mejor forma, posibilidades de significación que se conecten más con los
segmentos o públicos prioritarios, definidos por la organización.
-
Territorio
de Expresión: Que la marca se asocie a una personalidad, permite al mismo
tiempo desarrollar todo un territorio de expresión que convierte a la marca en
una experiencia capaz de transitar por todos los sentidos. Es así, como el
territorio de expresión se compone de un territorio visual, un territorio auditivo,
un territorio olfativo, un territorio gustativo y un territorio táctil. Desde
allí es importante definir por ejemplo, qué tipo de imágenes podemos asociar a
la comunicación de nuestra marca, a partir de qué sonidos o melodías podemos
significar o evocar a nuestra organización. Del mismo modo, nos invita a pensar
en la posibilidad de crear experiencias para nuestros públicos a través del
terreno olfativo, táctil y gustativo; algunas organizaciones por ejemplo han
avanzado hacia la construcción de aromas corporativos, o crear ecosistemas (Apple
o nike) donde juegan con texturas y diseños que transportan a los consumidores
a nuevos campos de referencia y significación de la marca.
En conclusión, cuando hablamos de
marca, nos referimos a un complejo sistema de elementos cualitativos que
interactúan entre sí y como resultado final representan a la organización en la
mente de las personas, creando una identidad que sirve de puente a las
organizaciones para establecer relaciones de mayor cercanía con sus públicos o
clientes de un modo más proactivo y atractivo. El valor de una marca, está en
lo que evoca en la mente de las personas y en la capacidad de crear mundos de
referencia y significación para la gente.
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